domingo, 18 de julio de 2010

Cangrejos: a la Derecha se mueven

“Cangrejos: a la Derecha se mueven”

Sergio Lugo/Red Social/Taxco
Publicado en el diario La Jornada Gro. 19 de julio del 2010.

Dedicado a Carlos Monsiváis
La plaza estaba repleta de cadáveres de indios, de costeños (descendientes de raza negra) y de algunos mestizos, habían sido objeto de una traición por parte de los criollos a lo que otro grupo de mestizos tiranos aprovechó para reprimirlos.

En las tierras del sur del valle de Anahuac, donde a la postre llevarían el nombre del insurgente que consumó la independencia nacido ahí y de raíces negras (le apodarían “el negro”).

Ese territorio estaba conformado por una diversidad de culturas, en su mayoría pueblos indígenas. En la época independiente y hasta nuestros días, los caciques se han encargado de sobajarlos.

También han sido muy relevantes para nuestro estado los costeños, bautizados así porque sus abuelos fueron traídos de África como esclavos por parte de los españoles, llegaron a la costa de nuestras tierras. Cuajinicuilapa es un ejemplo.
Los mestizos como sabemos son mezcla de blancos con indígenas. Los criollos hijos de españoles nacidos en Nueva España.

Esta zona ha estado dividida en dos grandes grupos, el primero llamado “los rojos” por la sangre derramada de su gente, pues alguien dijo que “los muertos los ponemos nosotros”, lo integraban indígenas, costeños y mestizos. El segundo bando, lo llenaban principalmente mestizos, eran apodados “los camaleones” o los “tricolores” porque cambiaban de color de acuerdo a su conveniencia.

En tercer lugar había una minoría “los azules” integrada por criollos y españoles, se creían de sangre azul real ya que la península ibérica era su verdadera patria.

Los rojos resaltaban su pasado indígena y negro, enseñaban que la ciencia y la cultura liberaban al hombre, su ejemplo fue el indígena Altamirano. Tomaban lo mejor de las letras castellanas, como Cervantes. La república era su mejor forma de gobernar.

Los azules deseaban que regresara un monarca europeo a mandar en “tierra de mugrosos y patas rajadas” en alusión a los indígenas, y de “prietos y bestias” en referencia a los costeños. Sus héroes eran Iturbide y Maximiliano.

Los tricolores criticaban lo que no podían tener, ya en el poder –que conseguían con mentiras-se adueñaban de todo hasta del tiempo, aplicaban la ley de Herodes y mataban. A veces eran rojos, otras azules, de acuerdo a como se moviera el péndulo de la ambición.

El enemigo común de rojos y azules eran los tricolores caciques, por lo que un criollo sedujo a un grupo de rojos –ambiciosos de oro- para que se unieran y derrocaran al tirano camaleón. Los azules pragmáticos y el grupo de rojos ahora nombrados “nuevos rojos modernos” confabularon una batalla.

Aseguraban los azules ser miles en todo el territorio sureño, que con ellos ganarían la pelea. Se acordó que en la batalla se presentarían primero los rojos modernos y luego los azules atacarían por sorpresa.

El momento llegó, los rojos se enfrentaron a los tricolores bien armados, los azules jamás se aparecieron, hubo una masacre de indios, costeños y mestizos traicionados.

Al poco rato se supo que los azules eran una minoría en el sur, solo con poca presencia en Tlachco, que no fueron al combate por miedo a morir, prefirieron esconderse en la iglesia para darse golpes de pecho y gritar ¡Viva Cristo Rey!.

La cúpula azul pactó con el cacicazgo tricolor, a cambio les prometieron desaparecer los sindicatos de los electricistas, matar mineros y maestros científicos – pues los azules querían una educación medieval donde se inventara que los indios eran animales y que los españoles les habían traído orden para el bien común.

Cuando iban a orinar, los azules se burlaban: “voy a Juárez” para denigrar al que restauró la República; no soportaban al rojo “el Tata” como le pusieron los indígenas. Azules y tricolores cogobernando aumentaron los impuestos al pueblo. Siguieron el credo de Santa Ana de hincarse al extranjero.

En una reunión amplia de rojos, una mujer costeña exclamó: -“los azules son como los cangrejos, se mueven a la derecha o para atrás” porque son cobardes y contemplan su pasado imperial. No debemos aliarnos a ellos.

Desde el pueblo lejano de Macuzpana les llegó al noticia que a su amigo el rojo –el que hablaba chistoso- le hicieron fraude los azules y los tricolores. Entonces Genaro gritó –“debemos unirnos contra esos, conocemos bien estas tierras que pisaron el siervo de la nación y el jefe del ejército libertador del sur”. Lucio intervino: -“somos más los pobres que los ricos, somos el pueblo”.
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